26 de diciembre de 2013

Filmoteca: De aquí a la eternidad





Dentro de las actividades navideñas programadas para los socios del Club, este viernes podremos ver en la Filmoteca un clásico de 1953 del director austriaco afincado en Hollywood Fred Zinnemann, De aquí a la eternidad, filme con un gran reparto (Burt Lancaster, Deborah Kerr, Montgomery Clift, Frank Sinatra, Donna Reed, Ernest Borgnine y Jack Warden) ganador de ocho Oscars, incluidos película, director y actores secundarios (Sinatra y Reed).

El filme es un melodrama en ambiente prebélico que se desarrolla en la base hawaiana de Pearl Harbour a finales de 1941. En él se cuentan las historias de un boxeador retirado (Clift) al que su capitán trata por todos medios de que vuelva al ring en el ejército, y que se enamora de una prostituta; otra historia es la del sargento (Lancaster) que se lía con la mujer del capitán (Kerr), y finalmente la historia de amistad entre Clift y Sinatra y las disputas que mantienen con un sádico sargento (Borgnine).

Está basada en una novela de James Jones (autor también de La delgada línea roja, llevada dos veces al cine), a la que la censura obligó a censurar algunas partes para el cine, entre ellas el célebre polvo en la playa (mucho más explícito en la novela, aunque el beso sigue siendo una de las más célebres escenas de la historia del cine) y el que el personaje de Sinatra ejerciese de chapero en la base.

De Sinatra surge la anécdota más famosa del filme. Sinatra estaba en uno de los puntos más bajos de su carrera y parece ser que insistió en pedir al jefe de Columbia el papel. Mario Puzo y Francis Ford Coppola utilizaron la anécdota para hacer la célebre escena del caballo de El padrino, aunque se sabe que fue una situación completamente inventada, que el principal problema para contratar al cantante era de dinero, era demasiado caro para una productora como Columbia que no solía gastarse demasiado en la época en presupuestos.

También es sabido que Ernest Borgnine recibió amenazas por parte de los fans del cantante por el sadismo que le muestra a lo largo de toda la película. Como le acusaban de hacérselas pasar canutas a un italiano, tuvo que aclarar que él era de origen italiano (el apellido real de Borgnine es Borgnino).

Como curiosidad final, diré que el título alude a un poema de Rudyard Kipling referente a los soldados que habían perdido su camino y eran condenados de aquí a la eternidad. Una excelente película y una de las mejores de Zinnemann

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