A finales de los 50, y con el lento declive del musical, Stanley Donen comienza a dejar de lado el género que le ha hecho famoso, a partir de Página en blanco solo volverá en una ocasión con El principito. Es entonces cuando se hará un grande de la comedia con títulos como Indiscreta o La escalera.
De este segundo periodo, mi favorita es la comedia policíaca Charada. Partiendo de un guión de Peter Stone, que el escritor había convertido en novela porque nadie lo había querido en Hollywood en un primer momento, Stanley Donen hace un gran filme sobre una mujer (Audrey Hepburn) que en unas vacaciones en los Alpes conoce a un misterioso hombre (Cary Grant) y que al volver descubre que han matado a su marido y que solo tiene como pistas, unos pasaportes, un pasaje de barco y una carta. Es perseguida o ayudada por Grant, tres matones y un empleado de la embajada estadounidense en París. A partir de ahí, mejor no contar nada para quien vea por primera vez la película, tiene unos cuantos giros sorpresa.
Aparte del enrevesado guión, la película se apoya en un gran reparto. Aunque la diferencia de edad entre Grant y Hepburn es muy notoria, bordan sus papeles, y están muy bien acompañados por Walter Matthau como el empleado de la embajada y George Kennedy, James Coburn y Vitrio Ned como los tres perseguidores de Hepburn. Estrenada a final de 1963, el asesinato de Kennedy provocó en un primer momento un pequeño cambio de diálogo que en reestrenos posteriores se arrreglaría: Hepburn dice en cierto momento "todos podemos ser asesinados" y se cambió por "todos podemos ser eliminados".
La banda sonora es una obra maestra de Henry Mancini en el que para mí es el mejor momento de su carrera, donde está haciendo Desayuno con diamantes, Días de vino y rosas, La pantera rosa y Dos en la carretera. Su tema principal es memorable y uno de los más recordados del compositor, tanto en versión instrumental como en canción.
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