El director español y anteriormente crítico Daniel Monzón había hecho hasta 2009 una serie de filmes interesantes (El corazón del guerrero, El robo más grande jamás contado, La caja Kovak) pero que habían pasado discretamente por la cartelera.
Eso cambió con el encargo de llevar al cine una novela carcelaria llamada Celda 211. Contó con la inestimable ayuda del guionista habitual de Alex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría, para construir un guión casi perfecto de cine carcelario. Y tuvo la suerte de escoger dos protagonistas en estado de gracia, uno casi desconocido hasta aquel momento, el argentino Alberto Ammán. Y un Luis Tosar que compuso un memorable preso llamado Malamadre, sin duda uno de los personajes más destacados del cine español de los últimos años.
El resultado es una espléndida película de género insólita en el cine español. Y aunque tiene algunas discutibles decisiones de guión (la escena de la manifestación, con un policía descubriendo completamente el rostro tras cometer una barbaridad, resulta poco creible por ese gesto, y sin descubrir nada es una escena clave en el desarrollo del filme), el filme está muy bien rodado e interpretado. Arrasó con casi todos los premios el año pasado y fue un gran éxito de público. Muy recomendable
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