4 de octubre de 2012
La película del club: El bueno, el feo y el malo
Conviene antes de empezar el artículo un asunto, no me gusta llamar al western europeo con los para mí despectivos nombres de spaguetti-western, gazpacho-western o choucrutte-western (de los tres modos se le conoce), porque aunque muchas películas del género son malas, no lo son todas, ni mucho menos, y porque convendría recordar que han participado gente tan prestigiosa como José Luis Borau en la dirección o Bernardo Bertolucci como guionista de algunos de ellos.
Y convendría recordar que aunque el western europeo florece entre los 60 y los 70, sus raíces vienen de más lejos. La fascinación por el oeste ya está en un escritor a caballo entre los siglos XIX y XX muy popular en Alemania como es Karl May, que Puccini se atreve a llevar a dicho territorio una ópera, La fanciulla del west, que Marcial Lafuente Estefanía publica la primera de sus novelas del oeste en 1943 y que ya a finales de los 50 se hacen varios westerns en Alemania.
Queda claro que Sergio Leone no inventa el género en 1964 con el principio de la trilogía del dólar que es Por un puñado de dólares. Hijo de un actor y director italiano (tengo entendido que autor de una versión muda de La fianzulla del west) llamado Vincenzo Leone, Sergio comienza como director de segunda unidad de superproducciones USA rodadas en Italia (Ben-hur es la más famosa) y debuta en la dirección con un peplum más que recomendable, El coloso de Rodas. Admirador evidentemente del western, decide hacer en Por un puñado de dólares un western distinto al americano con un actor llamado Clint Eastwood proveniente de la televisión porque no podía pagar al deseado, James Coburn, de ritmo más pausado (algunos lo considerarían muy lento), con mayor sentido del humor negro, muy cercano al comic (se nota en la multitud de primeros planos en su cine) y deudor del cine de samurais japonés (Por un puñado de dólares lo recuerda tanto que lo acusaron de plagio del Yojimbo de Kurosawa y además ganaron el juicio, los beneficios del filme en Japón pertenecen a la productora japonesa). El filme fue un sorpresón de éxito, lanzó al estrellato a Eastwood, a Leone y al amigo del director, un tal Ennio Morricone (firmó con pseudónimo inglés, como se puede observar en los títulos de crédito de Por un puñado de dólares) que había una música rara en aquel momento, muy experimental, pero muy efectiva. El éxito se acentuaría con La muerte tenía un precio, que también llevaría al estrellato a otro actor americano especializado en papeles de villano, Lee van Cleef.
Y llegamos al filme que podremos ver en el club, El bueno, el feo y el malo. Con gustarme mucho los dos anteriores, a mí quizás es el que más me gusta. Es el más divertido, a la vez el más siniestro (por la presencia de la guerra) y en el que más se nota el estilo de Leone. La historia de dos pícaros y un ogro en busca de un tesoro oculto en un cementerio me recuerda en muchos momentos a la picaresca española, especialmente en la peculiar relación de amistad-odio entre Clint Eastwood y Eli Walach (gran actor del método lanzado al estrellato con Los siete magníficos, y uno de los mejores histriones del cine americano, afortunadamente todavía vivo y en activo con más de 90 años), su sentido del humor negro roza el delirio por cafre y surrealista (los falsos ahorcamientos de Walach), los primeros planos son un prodigio, el duelo final entre los tres protagonistas (otra especialidad de Leone, todos sus duelos son magníficos) es una maravilla de puesta en escena y de montaje, y Morricone da lo mejor de sí tanto en el mítico tema principal como en la escena del cementerio con el memorable The ectasy of gold. Volvió a ser un gran éxito.
Leone no lo volvió a lograr. Hasta que llegó su hora (para mí y para muchos su mejor western) tuvo una acogida fría en su momento, no le perdonaron su todavía mayor lentitud ni que convirtiera a Henry Fonda en uno de los más sádicos villanos de la historia del cine. Agáchate, maldito (filme que en principio solo tenía que producir) fue un fracaso comercial estrepitoso y los catorce años que tardó en llevar al cine su obra maestra de gangsters Érase una vez en América se saldaron con una en principio acogida tibia de crítica y especialmente de público. Leone murió con 59 años de edad cuando preparaba un filme sobre Stalingrado, para siempre se le recuerda por la trilogía del dolar, a la que le surgieron numerosos imitadores en Europa, y al que se le ha tardado demasiado en reconocer su valía, para mí es uno de los grandes del cine italiano.
Os dejo con los dos temas musicales principales, el que da título al filme y The ectasy of gold
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