19 de agosto de 2014

Érase una vez...

Esta historia que voy a relatar no es un cuento, pero teniendo en cuenta las carreras de los dos artistas de que voy a hablar se puede comenzar a narrar así:

Éranse una vez dos niños nacidos en Roma a finales de los años 20, que se hicieron amigos y que tenían inquietudes artísticas.

El primero se llamaba Sergio, era hijo de un director de cine llamado Vincenzo Leone, que había tenido una notable carrera hasta que Mussolini le apartó por una discusión por un guión. Tras la caida del fascismo, Sergio empezó  primero como  actor y ayudante de dirección en clásicos del neorealismo  como Ladrón de bicicletas y más tarde en películas rodadas en Cinecitta como Quo vadis o Ben Hur. Estando en boga el peplum en Italia, Sergio Leone debuta como director en Los últimos días de Pompeya sin acreditar por baja por enfermedad del director previsto, dirige su primera película oficial, El coloso de Rodas, y vuelve a sustituir a Robert Aldrich en Sodoma y Gomorra otra vez sin acreditar.

Precisamente su admiración por Aldrich y su western Veracruz y el incipiente western europeo que ha comenzado a tomar forma en Alemania en los años 50 (en realidad viene más lejos, de las novelas de Karl May, escritor alemán del siglo XIX y XX muy popular por sus novelas ambientadas en el Oeste), le hace cambiar de género para hacer en principio un filme pequeño, con un actor americano poco conocido. Para la música llama entonces a su amigo de infancia.


Ennio Morricone había sido un niño prodigio de la trompeta y era un prometedor músico en 1964 con algunos trabajos muy populares en Italia, pero no era todavía un nombre muy conocido. Acepta la propuesta de su amigo Sergio Leone y comienza una fecunda colaboración que se centrará en las seis películas que Leone realizará a lo largo de su carrera y que convertirá a los dos en estrellas, más alguna colaboración  muy buena en filmes como productor de Leone como Mi nombre es ninguno o Il gatto que aquí no comentaré:

Por un puñado de dólares:

Aunque si uno ve la película no verá el nombre de Morricone por ningún lado. Como era costumbre en el peplum y en el western europeo, muchos de sus actores y miembros del equipo firmaban con un pseudónimo que sonase a inglés. Morricone firmó como Don Savio, pero su precioso tema principal es inconfundiblemente Morricone. No le volvería a pasar, el éxito del filme convertiría a Leone y Morricone en dos estrellas y no volvería a usar pseudónimo:


La muerte tenía un precio:

Morricone en plena forma en la segunda entrega de la trilogía del dolar. Gran tema principal y una música muy buena para un reloj que forma parte del duelo final entre Lee van Cleef y Gian Maria Volonté:



El bueno, el feo y el malo:

Siendo tan populares el tema principal y The ectasy of gold (ya los he puesto alguna vez aquí con motivo de los conciertos de l'Auditori), puede quedar en segundo plano este Story of a soldier, pero que a mí me parece una de las composiciones más bellas de Morricone:


Hasta que llegó su hora (Érase una vez en el Oeste es su título original, como Leone o sus traductores  utilizan a partir de aquí la coletilla érase una vez en las siguientes películas, de ahí el título de mi artículo). El mejor western de Leone tuvo una música portentosa de Morricone. Su tema de la armónica sigue poniendo los pelos de punta, pero el resto de la banda sonora no va a la zaga:


Agáchate maldito (Érase una vez la revolución en algunos países). Filme considerado menor de Leone y su mayor fracaso comercial. Leone solo tenía previsto producirlo, pero sus desavenencias con Peter Bodganovich que derivaron en el despido del director estadounidense le hicieron ponerse en la dirección. Aunque la película esté un tanto por debajo de las anteriores de Leone, Morricone también hizo una banda sonora muy buena:



Érase una vez en América:

El último filme de Sergio Leone es sin duda su obra maestra y una de las mejores películas de mafiosos de la historia del cine. Morricone compuso también una de sus mejores partituras. Cualquier tema que pusiese daría prueba del talento del compositor italiano, pero creo que el tema de Deborah es quizás el mejor:


No hubo más trabajos de Morricone para Leone desgraciadamente. La salud de Sergio quedó muy tocada tras quedar destrozada su obra maestra en EEUU por uno de los peores montajes que se recuerdan, y murió repentinamente en 1989 cuando preparaba una película sobre la Segunda Guerra Mundial en el frente ruso. Afortunadamente Ennio Morricone sigue estando en activo a sus 86 años, siendo uno de los mejores compositores actuales, con una filnografía tan larga que seguramente le dedicaré algún artículo más.





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